La fiebre por sí misma no es peligrosa, al contrario, forma parte del sistema de defensas, haciendo frente a las infecciones. Sin embargo, cuando este síntoma se presenta, se abre un gran signo de interrogación en los padres.
La fiebre puede ser provocada por numerosos estímulos y frecuentemente se debe a la presencia de bacterias, virus, hongos, reacciones inmunes, etc, lo que nos lleva a la importancia de acudir al pediatra para realizar una evaluación exhaustiva que permita determinar la causa y evaluar el mejor tratamiento.
El que un niño tenga fiebre, no es sinónimo de que siempre requiera antibióticos en su tratamiento.
A continuación algunas recomendaciones de cuando acudir al pediatra:
- Si su bebé es menor de 3 meses y tiene una temperatura 38 °C o superior
- Si su hijo tiene 3 meses o más y tiene una temperatura superior a 39 ºC.
- Si su hijo tiene cualquier edad, pero tiene un problema de salud asociado como: cáncer o tratstorno hematológico.
- Si rechaza los líquidos o parece estar demasiado enfermo para beber
- Si tiene diarrea persistente o más de 3 vómitos en el transcurso de una hora.
- Si presenta signos de deshidratación (orina menos que de costumbre, no tiene lágrimas al llorar, está menos alerta y menos activo de lo habitual)
- Si se queja de un dolor específico (como dolor de garganta o de oído)
- Si persisite con fiebre después de 3 días de tratamiento
- Si presenta una erupción en la piel
- Si tiene dolor al orinar
Ante cualquiera de los siguientes signos usted debe acudir a emergencia:
- llanto inconsolable
- inquietud o irritabilidad extrema
- aletargamiento o problemas para despertarse
- lengua, uñas o labios azulados
- si la fontanela de la cabeza de su bebé parece sobresalir o está hundida
- rigidez de cuello
- fuerte dolor de cabeza
- flacidez o no querer moverse
- problemas para respirar que no mejoran al destaparle la nariz
- inclinación hacia adelante y babeo
- convulsiones
- dolor abdominal de moderado a fuerte